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Blogs > ASI_MINOTAURO > Dejando alguna huella |
Anécdota Hoy quiero escribir una anecdota; y para ello cabe referir el lugar como la ciudad de Caracas, el tiempo, aquel en que descubrà lo bello del amor y mi vuelta a la fé, la ocasión, una iglesia, la de Chacao. Era la ultima misa a la que podÃa asistir, y estaba ajustado con la hora. Solo Ãbamos la mamá de mis hijas y yo; pués ellas yá habian ido en la mañana. TenÃa muchas ganas de asistir y como siempre, me gusta llegar temprano. Pero no fué asÃ, la misa yá habÃa empezado y me demoré en encontrar estacionamiento; asà que le habÃa dicho a ella que debÃa ir adelantando y luego la encontraba. El destino quiso que no la ubicara y me quedé en la puerta principal para observar mejor. Siempre hubo en mà la certeza de que debÃa adquirir costumbres humildes; debido a ello pensé que quedándome al último iba a ser "el menos digno de estar adelante". Pero no fué asÃ. Atrás mÃo habÃa otra persona y me percaté de ello al momento de la consagración. Me pareció que estaba muy necesitado de algo. Posiblemente de afecto. Estaba solo un domingo y al fondo de la iglesia (al igual que yo). Es por ello que al arrodillarme (cosa que no acostumbro), en la consagración, pedà por el cumplimiento de sus necesidades y no de las mias. Delante mÃo, habÃa una pareja; y ella volteó a mirar por donde yo estaba y puso una cara de estupor por algo, mirando de arriba a abajo. Desde mi posición pude mirar pués algo hizo que abriera los ojos para ello. Pero no levanté la mirada, pués estaba recogido en reverencia. Pies descalzos pasaron por delante de mis ojos; y no levanté la mirada por considerarme indigno de mirar a mi buen amigo Jesús. Mi impresión: pies descalzos y limpios con una simple túnica blanca, que aprecié sin elevar la mirada. La realidad: Pasó por mi lado un mendigo de esos que abundan?, con los pies sucios y pantalones rotos. Mi reflexión: Sea como fuere, la gracia de haber conseguido esta evolución en mi forma de ser y la aceptación de cuanto fuà tiene mucho que ver con la aceptación de un ser superior, que vive dentro de mÃ; que me hace percibir señales donde otros no lo ven. Mi conclusión: Cuantos de nosotros perdemos de vista el anhelo de creer y dejamos pasar cosas tan sencillas que pueden ser las señales de una mejor vida. La mujer que volteó a ver, tuvo una mirada de ¿asco?; justo en el momento de la consagración; momento mas importante en la iglesia que acostumbro a ir. Pequeñas señales como ésta, han ido adornando mi camino y estoy más acostumbrado ahora a percibirlas, después de haber sido encaminado nuevamente por esa niña a la que quiero tanto. Para ella, pido bendiciones cada dÃa. Para mÃ, pido salud. Para todos, felicidad. |
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5/3/2007 5:30 am |
Cada dÃa es un milagro que lleva en si mismo el mensaje. Si estamos atentos, participando desde nuestro santuario interior de las imperceptibles "sugerencias" podemos vibrar en la singular experiencia. Bella, bellÃsima narración la tuya, vivida más allá de los ojos. Profunda paz en tu vida. Cariños Alis
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