Blog : UNA NOCHE EN PLAYA BLANCA.......

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4/4/2008 7:35 pm

UNA NOCHE EN PLAYA BLANCA.......

Despues de la cita a las 10pm en el Restaurant a la cual llegaste puntual disfrutamos de una deliciosa velada decidiste dar un paseo por la Playa a la luz de la Luna.....

Era una noche cálida, llena de magia y misterio..... entramos al agua en un primer momento y comenzamos a jugar; esto llevó a besarnos y abrazarnos, pero todo ello muy tiernamente, lleno de la más absoluta inocencia y naturalidad. Aunque también se podía sentir como una especie de contención por ambas partes.
Luego, al salir del agua y después de un breve brindis: “Porque esta Noche sea Inolvidable”, nuestras bocas se buscaban, era como si durante todo el tiempo estuviéramos contenidos y de repente, ambos nos desatamos, sin pensar en nada, sólo en aquel calor y pasión que ambos desprendíamos. Estábamos empapados, y simplemente con pasar mis manos por tu cuerpo podía apreciar cada una de sus partes... al principio ambos nos besamos, con mucha fuerza, pero a la vez con mucha timidez, aunque en pocos instantes, nuestra actitud dio un vuelco. Mis manos recorrían tu cuerpo, eran como un vendaval; acariciaba tus senos por encima de la ropa, al igual que rozaba tus ingles. La respiración de ambos acelerada, y las manos cada instante más lanzadas. Comence a besar tu cuello, a rozar con mi lengua tu espalda, a acariciar tu pecho suavemente, mientras sentía perfectamente como te estremecías.
Te recostaste, mientras mis besos llenaban tu cuerpo, bajando cada vez más hasta tu ombligo, donde desabroche uno a uno los botones de tu falda e iba bajándola, para poder rozarte directamente, primeramente por encima de tu ropa, con cierta complicidad al darme cuenta de tu temperatura...
Te incorporaste y sin dejar de besarnos comencé a deslizar mis manos por tu espalda, a acariciar tu pelo mojado. A enredarme en tu cuello, mordisqueándote y pasando mi cara por la tuya. Comencé a besar tus senos, a dejar resbalar mis labios por tu estómago, bajando más y más.
A partir de ese momento las caricias se desataron aun más, la respiración se disparaba por completo. Y aún más, cuando mis dedos se abrían camino buscando un hueco, hasta llegar a rozarte, a comprobar esa humedad causante de tantas locuras.
Tu estabas muy nerviosa, pero poco a poco te dejabas llevar cada vez más; de vez en cuando tomaba fuerte tus manos y te susurraba que no pensaras, que no tuvieras miedo y que fueras libre. Eso te dejaba por dentro una sensación de confianza plena.
Dejándonos llevar por las caricias, ambos nos quitamos la ropa, y continuamos acariciando nuestros cuerpos, buscando rincones nuevos... mis manos acariciaban tus senos, bajaban fugaces hasta llegar a tu furia, donde mis manos se detenían; y tu inconscientemente abrías más tus piernas para relajarte y sentir aún mejor mis caricias. Estabas empapada, y eso me aceleraba aun más... te recorría una y otra vez, tu cuerpo se estremecía más y más. Mi lengua se perdía con la tuya, mis manos se perdían en tu cuerpo, acariciando la espalda, el cuello... poco a poco comence a bajar, precipitadamente hacia tu sexo. Sin parar ni un segundo, rozabas tus labios con los míos, pasaba la punta de mi lengua por cada rinconcito... algún gemido se te escapaba, y eso te animaba a abrir más tus labios, y a la vez que mis dedos se abrían camino, mi lengua seguía acariciando tu clítoris, cada vez mas erectil, más a flor de piel. Así estuve un rato, encendiéndote cada vez más y más, aumentando el ritmo de mis dedos y de mi lengua, sin dejar de escuchar tus constantes gemidos y sintiendo como alcanzabas ese punto en el que te estremeses por completo.
Después me incorporé, mis manos te buscaban por todas partes, comencé a acariciarte despacio, pero estaba ardiendo, mi propio calor no me dejaba llevar ese ritmo lento. Así pues mientras te besaba acariciaba tus muslos, acercándome a tu sexo, pero sin tocarte aún. Tu suspirabas, tu respiración se entrecortaba... y entonces directamente comencé a acariciarte, a recorrer tu sexo con una de mis manos; mientras iba bajando lentamente, mordisqueando tus senos, jugando con mi lengua hasta ir bajando por tu ombligo, descendiendo... Allí comencé a acariciarte con mi lengua y yo notaba como mi saliva se mezclaba con tu humedad y aceleraba el ritmo, me encanta verte en extasis .
De repente te incorporaste, y ambos sentados empezamos a acariciarnos al mismo tiempo; después vuelves a recostarte y yo sobre tí, y comenzamos a jugar rozando mi sexo entre tus piernas, provocándote cada vez más... hasta que poco a poco iba penetrándote; primero despacio, y después más rápidamente, al compás de tus suspiros y de mis movimientos que se acoplaban a los tuyos. En aquel baibén tus senos rozaban mi cuerpo, a veces eran tus manos las que lo acariciaban... te incorporaste sobre mi y
fuiste tu la que empezo a contonearse, a marcar un baibén frenético. Primero totalmente sentada sobre mi, y después bajabas un poco para poder besarme mientras tanto. Paramos un instante, mientras besaba tu cuello, nuestras lenguas se enredaban y después yo sobre tí, abri tus piernas y colocaste una en cada uno de mis hombros, continuaba acaraciandote... y después volvi a penetrarme, pero esta vez mucho más rápido, ambos seguíamos el compás. Apretaba fuerte tus manos... así hasta que baje tus piernas, y repose mi cuerpo sobre el tuyo, tus manos se aferraban fuerte a mi espalda, tus ojos desorientados, respiración con respiración, muchos suspiros incontrolables... hasta que ambos soltamos un gemido mas fuerte, y dejamos caer nuestros cuerpos. Continuamos medio entrelazados, desnudos, pero esta vez en silencio, sólo sintiendo la respiración, y acariciándonos despacio.
Con mi cabeza sobre tu pecho y tu mano por detrás de mi cuello, tocando mi pelo. Así estuvimos un largo rato, sin mediar palabra, sin ni tan siquiera movernos en lo más mínimo, formando parte de aquella naturaleza salvaje y sintiendo aquella brisa suave que nos envolvía.
Pero se hacía tarde, era hora de regresar y los pétalos resbalaron por aquella sábana, que tendimos justo al llegar; entre sonrisas de complicidad,tus ojos brillantes y mucha nostalgia recogimos todo y partimos rumbo a la realidad... Pero con la tranquilidad y a la vez el acecho de aquella especial y mágica noche; en la que hasta las mismas estrellas iluminaron nuestros cuerpos ardientes y desnudos, bajo aquella involvidable Luna.....

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