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dentrofuera
(gard seven)
65M
38 posts
5/2/2008 2:58 pm
Serapio EntreMusas

Mientras tragaba la cena, Serapio contó de los tres días sin comer y de la bajada desde el altiplano chileno, por las quebradas y desierto para llegar al puerto de Iquique. Cuando llegó a la pensión horas atrás, su aspecto gris contrastaba entre poleras de color, jeans luminosos y gente mas blanca, pareciendo un empleado de los años 40 en pleno año 1970. Sin ese olor a guanaco y con el primer botón del cuello abrochado, es la estampa de correcto ciudadano, antiguo y modesto. En la comida devoró unos 5 platos, entre cucharadas y contestó en pocas palabras la gran caminata, hasta que en la panamericana norte un camión lo trajo desde Huara por 50 escudos. Entre quienes lo escuchamos, terminando su comida se fueron retirando, algunos para no pegarle por mentiroso y otros simplemente porque no se iban a interesar en las historias de un aymara. Nunca había llegado tan lejos, desde parajes escondidos en el alto, por el desierto venía contento con su grito de libertad. Con sus 21 años a probar suerte, prometiendo a sus padres y hermanos que volvería ayudarlos a una vida mejor. La costa, los puertos ofrecían bonanzas; las pesqueras se hartaban de anchovetas, dando trabajo. El olor a pescado se expandía por el ajetreado puerto nortino de Iquique. Gracias a una beca de gobierno inició su preparación en la escuela Industrial para Patrón de Pesca. Entre las bromas por su nula tradición marina, anteponía un silencio y retraimiento. Estaba maravillado por el inmenso mar que la madre tierra le había ocultado por nacer entre volcanes dormidos. Pocos estudios pueden explicar porque un aymara no habla demás, hablan demenos y tienen la piel muy dura por el rigor climático, que bien podría ser una coraza de reacción ante la discriminación reiterada y encubierta de los mestizos del puerto. No hablan demás. Yo no pude sacarle a Serapio una sola palabra cuando me acerque a él, en el cabaret de la Simona. No me sorprendí. Siempre llegaban ellos ocultos y silenciosos. Ahí las mujeres del sur se desnudaban después de tres canciones, en medio de la embriaguez, vocinglerillo y sones cumbiancheros. Una parafernalia invasora y seductora. Las luces enrojecían los cuerpos blancos de las striptiseras, el clímax es un pandemoniun. Los tonos rojos también iluminaban el rostro de Serapio. Sorprendido, absorto, serio, perdido, no desprendió su mirada de ellas. Es una deseable violencia y una agresión a su simple timidez vernácula, multiplicando su mudez. Los juegos entre sus primas y amigas de Cariquima, con muchas alpacas y vicuñas en terrenos vastos de yaretas y nieves frescas, no tenían que ver con estas mujeres de otros universos.
-En ocasiones le pregunté, que le había parecido su primera experiencia en el famoso prostíbulo del puerto, nunca me contestó, sonriendo socarronamente y huyendo del tema. Yo creo que nunca olvidó esos momentos. Su día empezaba a las 5 am trabajando en la feria agrícola. Ahora con una doble tarea; estudiar y mantener a la Quillotana. La llamaban así, porque según ella había llegado con los chacareros de Quillota y según Serapio, ella era su novia, pero yo supe que trabajaba ejerciendo en otros lenocinios del puerto. Y también me di cuenta que ella fue desenmascarada cuando usó la cama de Serapio con un cliente inesperado. El problema fue que Serapio apareció a deshora un día de huelga de profesores democráticos. El no iba a soportar tan desgarradora desilusión sin embravecerse, entonces por la ventana del segundo piso comenzaron a caer volando las pertenencias de ella, mientras que un tipo huía sangrando.
-¡ Prefiero que te vayas, zorra hambrienta. Mi corazón es mío ahora y tuyo nunca mas! Serapio pasó un tiempo borracho, mirando el mar. La desgracia no llegó sola porque después por las latas de licor andino en noches para olvidar; había perdido la beca para tripulante. Serapio repetía resignado en el comedor: que su santopatrono daba y quitaba. Era cierto. Al otro día encontró un cupo para técnico eléctrico.
– Serapio tenis que ponerte serio ahora, la cuestión ya pasó, ahora a estudiar- él me miró riendo a carcajadas y se encogió de hombros… -Este gallo no siente los dolores como nosotros, tiene cuero de chancho y nunca se sabe lo que piensa- comentábamos a la hora de la comida.
El ambiente por el año 1972 estaba enrarecido. Un día de Noviembre los carabineros entraron violentamente a la habitación de Serapio buscando dinamita que una informante había señalado.
Después de no encontrar nada, el Cabo Mayorga le preguntó su nombre.
-Me llaman Serapio-. -¡El nombre completo huevón!- increpa el policía.
Serapio responde: -Juan Serapio Castro Coñajahua-
-¿ Y porqué no te haces llamar Juan, como nombre de uso? Con la cabeza baja respondió: –Me gusta Serapio.
-¿Estái en algún partido político?
-Estamos metiendo preso a los comunistas. Quedas detenido. En la pensión teníamos clientes influyentes e innombrables, gracias a estas soltaron a Serapio. Ahí supimos que era un infundio de la Quillotana, lamentablemente Serapio se enteró y después de patearle el trasero, tuvo que salir de la ciudad, rumbo a su tierra, caminando de nuevo hasta perderse por los cerros. No podía quedarse; el nuevo hombre de la Quillotana lo andaba buscando. Por esas ironías ¿Qué podía hacer un tripulante pesquero en la cordillera o un electricista en un pueblo sin red de energía. No supe de Serapio por la convulsión en el país, podría haber muerto, habían brumas sobre la existencia.
La historia de Serapio no terminó ahí. Una carta solitaria con estampillas extranjeras me hizo saber, que una antropóloga holandesa que hizo estudios de la cosmovisión andina en los Ayllus, se había enamorado de él y se lo había llevado a Amsterdan.
En 1990 cuando hicimos un tour ya viejas y retiradas en plan de turismo a las Vertientes de Enquelga; pregunté si alguien conocía a Juan Serapio Castro. No fue necesario indagar mucho, allá todos se conocen. En un caserío entonces vi a varias figuras entre las casas. Me sorprendió como aparición de fantasma. Serapio doblaba la cabeza tratando de confirmar en su mente si soy yo. -¿Cómo está Simona?- Fiel a su estilo, no dijo mas, porque aunque recordara esa noche recién llegado a mi burdel; no seria atinada mayor efusividad, que delatara que fui su amante en las juergas de mi pensión. Mas atrás unos chiquitos rubios se peleaban un ternero. Una rubia de mejillas coloradas también se asomaba por el portón de una casa de adobes. Ahí estaba Serapio. En su tierra.


ChicadeIpanema21 61F
2239 posts
5/3/2008 9:19 am

Bravo Gerardo, que buen relato !!!
El tono nostàlgico y el personaje tan querible (¿real? ), te atrapan de verdad.
Ha sido de verdad un gusto leerte nuevamente.
Un abrazo grandote




♣▒Мǻŕċėŀǻ▒♣


dentrofuera
(gard seven)
65M
316 posts
5/4/2008 4:24 pm

Marcela: Gracias por tu presencia. El relato no es real como historia de una persona, es una invencion basada en fragmentos reales si, de varias personas convertidas en una sola y tambien en estadisticas por ejemplo recuerdo un informe de una Ong, que señala que una parte del desarrollo amoroso de los emigrados rurales a la ciudad se desarrolla con personas de comercio sexual y bueno la discriminacion que los afecta. (por si acaso yo soy un mestizo y no soy el que se llevaron a Amsterdam, jaja) para ti un abrazo de oso.


ChicadeIpanema21 61F
2239 posts
12/22/2008 6:09 am

"Bendita sea la fecha que une a todo el mundo en una conspiración de amor"
Hamilton Wright Mabi

OJALÁ QUE TODOS NUESTROS CORAZONES SE ABRAN PARA ACOGER A LA SAGRADA FAMILIA, QUE BUSCARÁ REFUGIO EN NOSOTROS EN ESTA NAVIDAD.

FELIZ NAVIDAD QUERIDO GERARDO !!!!


♣▒Мǻŕċėŀǻ▒♣