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ROMANCE PARA UN MADRE CAMPESINA (fragmento) ROMANCE PARA UN MADRE CAMPESINA Eduviges, Gumersinda. CrÃspula o como te llames. Mujer del nombre infeliz que te puso el almanaque. India color de la tierra que se ha chupado tu sangre. Siempre callada y humilde, concubina, bestia, madre, tres veces te nombro santa, y al comenzar a cantarte, barro el polvo que tu pisas con la pluma del romance. Como esta tierra infinita que apenas muda el paisaje, en sierra, en costa o en llano, eres una en todas partes, con tus muchachitos sucios y el fogón que siempre arde y esos ojos de agua turbia, apagados y distantes que de tanto que esperaron hoy ya no esperan a nadie. La gracia de otras mujeres nunca rió en tu semblante, ni siquiera cuando el hombre te llevo al rancho una tarde entre caricias violentas y varoniles alardes, bajo su mano callosa quieta y muda te quedaste como un animal sumiso que tiene al amo delante, Flor de anónimo heroÃsmo, concubina, bestia, madre, todo el dolor de esta tierra en el corazón te cabe, porque solo es pedernal tu propia pena entrañable, eres tu como la tierra, cuando sufres cuando pares, cuando te inmolas sin quejas por dar a todos tu sangre, en la cruz de tu misma tierra, te clavan todos tus males, Eduviges, Gumersinda, CrÃspula o como te llames, la de la vida entumida en tu rancho miserable, la de los diez muchachitos desnudos siempre y con hambre, que te entregaste a tu gente con fe que no tuvo nadie, y te sembraste en el surco de tu vida incomparable, con semilla de desdicha pero con un buen drenaje, para que espigas de dicha reventaran en el aire. Eduviges, Gumersinda, CrÃspula o como te llames, que si acaso cambia el nombre, la vida no hay quien la cambie. Mujer que andas hasta ahora librando el mejor combate, al lado de tu hombre rudo, junto a tus hijos con hambre; y asà has vivido en silencio pequeña sombra incansable, con tu rosario de hijos, con tu cruz de enfermedades, con la noria del trajÃn que a tu muerte ha de pararse Hasta tu cocina humosa tengo que ir a buscarte para decirte a ti sola con clara voz de romance, que el dÃa que tu ser se apague, y tu hombre con dos peones al cementerio distante se lleven en una urna, tu magra y sufrida carne, entonces, quizás entonces, felicidad inefable tu revivirás la tierra con valor y fe indomable y estarás en la cosecha y en el pan que el hombre parte, como en el cromo hogareño de un viejo pintor de Flandes, y estarás feliz junto a tus hijos, que ya nunca tendrán hambre. ……. Hector Guillermo Villalobos (venezolano) youngerest_1947 |
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Me ha dado nostalgia porque veo a las MADRES CAMPESINAS de mi patria, deambulando con su familia por cualquier rincón de su propia tierra;...." nómadas desplazadas " por la violencia que le arrancó sus costumbres, ...la gracia, su rancho, sus pelaitos curtÃos -dirÃa yo- su fojón de leña .....Donde estarán el DÃa de las Madres, quién les llevará una flor, quien les dará un beso en la mejilla por su dÃa?quien se acuerda de ellas ??. Un caluroso saludo para tÃ.
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