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LAS HORMIGAS Al principio no le di importancia a la hormiga. ¿Quien no se ha encontrado en casa un animalito de estos? así que cuando la vi caminando por la sala no presté atención. Debí hacerlo. Recién acabo de mudarme a un nuevo departamento en esta ciudad, es un puerto ubicado en el Golfo de México y todo es diferente. En plena primavera hay un clima cambiante, que va de un calor extremo a fuertes lluvias, pasando por los “nortes” típicos de esta región. Vientos que hacen vibrar las ventanas y que “aúllan” por las noches. Es toda una nueva cultura que debo aprender; la fruta se madura rapidísimo afuera del refrigerador, la basura hay que sacarla diariamente pues se fermenta en unas horas, no hay leche fresca, toda se compra en el envase de cartón de larga duración. El calor extremo hace imposible transportar el lácteo. Aquí no es necesario la campaña de tomar agua abundante, el cuerpo la pide de manera urgente durante todo el día, las ventanas hay que cerrarlas por la noche para evitar la entrada de mosquitos que pueden traer el mal del “dengue”, una especie de fiebre que te postra en la cama y que en algunos casos puede llegar a ser mortal. Existen además toda clase de animales rastreros que en un descuido se meten a la casa. Como la hormiga. Primero aparecieron en suelo de la cocina, luego en el baño, una noche mientras disfrutaba de un juego de béisbol por televisión, una hormiga roja, panzona, cruzó atrevidamente por el estudio. Hay de todos tamaños y colores; negras pequeñitas, casi insignificantes, luego hay unas más grandes, después aparecieron las rojas, también las hay pequeñas primero y, más grandes después. Compré un aerosol contra animales rastreros, para prevenir que proliferaran, miren que es un problema aplicarlo, hay que hacerlo en el día y abrir ventanas para no terminar todo mareado, como me pasó la primera noche que lo apliqué. Casi acabo conmigo mismo. Las hormigas, sin embargo, parecieron no darse cuenta. La señal de alarma ocurrió una noche, cuando llegaron a mi escritorio, entraron por debajo de la laptop y aparecieron entre el teclado y cruzaron descaradamente la pantalla luminosa. Me pasé la noche aniquilando hormigas y tecleando al mismo tiempo. Tuve que viajar y salí de casa por una semana, al regresar encontré a las hormigas como dueñas de varios espacios de mi departamento, la batalla se ha iniciado, es una lucha abierta para ganar territorio; armado de un tapabocas y de un nuevo aereosol más potente, recorro las habitaciones, como policía de Nueva York, con mi arma en ambas manos, en busca de hormigas delincuentes que reptan por los pisos y paredes de mi casa. Abiertamente proclamo mi matanza de hormigas sin importar si Greeenpeace interviene y me denuncia ante una comisión de derechos animales. Llevo varios días en esta guerra contra las hormigas invasoras, al fin, parece que se retiran, exhausto caigo sobre mi cama y el sueño me vence, pero me resisto a dormir, no puedo, debo seguir. Sin embargo cierro los ojos. Las hormigas ganan terreno mientras duermo y se apoderan de todo el departamento, con una organización y disciplina que les viene de generaciones antiguas, milenarias, se desplazan ordenadamente ganando espacios vitales, se comunican con sus antenas y toman posiciones estratégicas para entrar a mi cuarto. Las escucho a la puerta de mi dormitorio, no puedo abrir los ojos, no quiero, el miedo me lo impide. Las escucho como avanzan y dictan órdenes de rodear mi cama, empiezan a ascender por las patas, sudo copiosamente, incapaz de moverme, estoy clavado en mi cama totalmente inerme. Alcanzan mis piernas y suben por ellas, las siento caminar, un cosquilleo me dice que avanzan hacia mi cuerpo, suben por mi pecho y brazos y me envuelven en un manto negro y rojo. Quiero gritar, pero mi voz la ahogan cientos, miles de hormigas que me cubren y poseen totalmente. 
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5/18/2007 9:12 pm |
Hola amigo... has captado toda mi atención con tu escrito. El comienzo me hizo recordar las noches de pleno verano, aquí donde vivo. Luego las hormigas, que también encontramos rojas (las peores), negritas, negras (que se comen cuanta planta encuentran a su paso)... Yo, lejos de Greenpeace, las exterminio con insecticida en aerosol. Si encuentran azúcar en algún lado, ni te cuento como se vienen poblaciones enteras... En lugares húmedos también las hay. Por otra parte podemos ver los espacios verdes llenos de hormigueros. En fin.... no me agradan las pobrecitas... no las sueño pero tampoco las acepto en mi hogar. Un beso, Stella
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5/18/2007 9:10 pm |
He vivido en zonas calurosas y tenido ese problema, como soy del tipo mujer greenpace, trato de no asesinar en masa a las hormigas, jeje, pero a veces ya el problema es extremo como el tuyo, les pongo talco (el talco las ahuyenta), pongo cloro por todos lados, trapeo con cloro, paso un trapo con cloro (el olor o no se que cosa tiene el cloro, les molesta), el insecticida lo dejo al final. Una amiga me decia que les hablara y les dijera que se fueran de mi casa, que no estuvieran ahi, y pues...ahi me tienes, dandoles catedra del porque del respeto hacia el espacio e integridad de los seres, bueno..tal vez no me creas, tal vez fué mi sugestión o algun poder mental que no conocía, pero se ahuyentaron al menos un rato, luego regresaron, supongo que ya habian hecho ellas mismas su universidad hormiga y escuchado mejores discursos, lo que me funcionó definitivamente fue el aparato de ultrasonido, que solo afecta a animales rastreros e insectos., los gatos, perros y nosotros, pues seguimos sin problema. En fin, que espero superes tu conflicto hormiguero. Tiene rato que estaba ausente y estaba atrazada con tus exposiciones, me pondré al tanto con gusto. un abrazo fraterno Martha
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Hola amigo... has captado toda mi atención con tu escrito. El comienzo me hizo recordar las noches de pleno verano, aquí donde vivo. Luego las hormigas, que también encontramos rojas (las peores), negritas, negras (que se comen cuanta planta encuentran a su paso)... Yo, lejos de Greenpeace, las exterminio con insecticida en aerosol. Si encuentran azúcar en algún lado, ni te cuento como se vienen poblaciones enteras... En lugares húmedos también las hay. Por otra parte podemos ver los espacios verdes llenos de hormigueros. En fin.... no me agradan las pobrecitas... no las sueño pero tampoco las acepto en mi hogar. Un beso, Stella Stella ♥ 
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5/18/2007 11:43 am |
He vivido en zonas calurosas y tenido ese problema, como soy del tipo mujer greenpace, trato de no asesinar en masa a las hormigas, jeje, pero a veces ya el problema es extremo como el tuyo, les pongo talco (el talco las ahuyenta), pongo cloro por todos lados, trapeo con cloro, paso un trapo con cloro (el olor o no se que cosa tiene el cloro, les molesta), el insecticida lo dejo al final. Una amiga me decia que les hablara y les dijera que se fueran de mi casa, que no estuvieran ahi, y pues...ahi me tienes, dandoles catedra del porque del respeto hacia el espacio e integridad de los seres, bueno..tal vez no me creas, tal vez fué mi sugestión o algun poder mental que no conocía, pero se ahuyentaron al menos un rato, luego regresaron, supongo que ya habian hecho ellas mismas su universidad hormiga y escuchado mejores discursos, lo que me funcionó definitivamente fue el aparato de ultrasonido, que solo afecta a animales rastreros e insectos., los gatos, perros y nosotros, pues seguimos sin problema. En fin, que espero superes tu conflicto hormiguero. Tiene rato que estaba ausente y estaba atrazada con tus exposiciones, me pondré al tanto con gusto. un abrazo fraterno Martha
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5/13/2007 5:04 pm |
Con lo que no contaban las hormigas es con la solidaridad humana ante estos eventos; ahora recibo toda clase de remedios y alguno me ha de servir. Gracias Meche, luego me pasas la factura si el método funciona. saluditos hormigosos...Horatio
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5/12/2007 7:34 pm |
Me agrada mucho encontrar cosas diferentes...como ésta.Cualquier día te visita LA REINA, del hormiguero y seguro que no querrás matarla......espero que hayas usado un AEROSOL, de acción retarda para que continué con el proceso de exterminio. El final de tu historia me hizo recordar el último párrafo de Cien años de Soledad cuando el último de la estirpe de los Buendía, amarrado en un árbol , se lo comen las hormigas. Caluroso saludo
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Me agrada mucho encontrar cosas diferentes...como ésta.Cualquier día te visita LA REINA, del hormiguero y seguro que no querrás matarla......espero que hayas usado un AEROSOL, de acción retarda para que continué con el proceso de exterminio. El final de tu historia me hizo recordar el último párrafo de Cien años de Soledad cuando el último de la estirpe de los Buendía, amarrado en un árbol , se lo comen las hormigas. Caluroso saludo
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