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TRANSMUTACIÓN No recuerdo si lo leÃ, lo soñé, me lo contaron o simplemente imaginé que si ascendÃa en aquel volcán conocerÃa un Hombre capaz de aclarar mis dudas. Aquel comentario despertó en mi una gran curiosidad por conocer tan Santo Varón, despierto o iluminado como suponÃa deberÃa de ser, por el solo hecho de vivir solo y a una altura tan elevada, si alguien puede sobrevivir ahÃ, realmente es especial. Desde Pequeño siempre tuve afición por montes, montañas, volcanes, por aquellas regiones etéreas, tan alejadas del hombre común y tan cerca de Dios; de hecho llegue a creer que alguna Deidad, Gnomo o Criatura Fantástica habitaba en aquellos lugares, incluso hubo ocasiones en que llegue a sentir como si me llamarán, me invitarán a subir. Asà fui creciendo, con esa fascinación comencé por subir montes y montañas, pero nunca habÃa ascendida a un volcán. Embriagado por la sensación de ver el mundo de manera más amplia. de un punto más alto, abandone el edificio donde nacà y crecÃ, me mude a una montaña donde existe una hermosa vista de toda la ciudad. Al oriente se elevan dos gigantes somnolientos, volcanes de nieves eternas. Uno con la silueta de una Mujer Dormida el otro de su Amante Suplicante. En mi hogar me sentÃa seguro, protegido, en paz, alejado de la mancha voraz de la ciudad que devora y destruye todo a su paso. Pero mis sueños y anhelos eran mayores a lo que hasta ahora conocÃa por eso cuando mi vista se detenÃa en aquellos Gigantes Blancos soñaba en algún dÃa pasará lo que pasará estarÃa con ellos. No se cual de todos los motivos hicieron que, por fin me decidiera a ascender al Amante Suplicante, sabia que no serÃa nada fácil y me preparé para ello, fÃsica y espiritualmente para llegar a la meta trazada. Por eso cuando llegue al pie del volcán lo mire y al hacerlo me sentà el ser más inferior de la naturaleza, ante ese sentimiento le pedà autorización al volcán para poner mis profanos y torpes pasos sobre su dura roca e incorrupta nieve. Asà comencé mi ascenso inicie en la mañana y termine al anochecer, en que llegue al limite de la roca y la nieve, en donde hice una pausa para descansar, me senté sobre una roca y descargue el equipo, mientras comÃa mire mi punto de partida, ¡en verdad que es impresionante la vista! Pero aun faltaba mucho por ver y ascender. Como estaba oscureciendo las primeras luces de la ciudad se encendieron hasta que quedo toda iluminada, pero esa noche era tal vez la más oscura de mi vida, en eso estaba cuando contemple el cielo y vi el espectáculo más maravilloso, estrellas y más estrellas, como si un Divino Pintor hubiera salpicado con su pincel el lienzo universal, y Yo estaba en medio de todo aquello, mire nuevamente la ciudad y ya no sabÃa si parte del cielo habÃa caÃdo en la tierra o la tierra reflejaba a la Bóveda Celeste. Trate de dormir un poco, pero me fue difÃcil hacerlo, no se si fue el cansancio o la soledad pero empecé a preguntarme: ¿Qué hago aquÃ...? cansado y con frÃo ¿era necesario pasar por todo esto, por un sueño o comentario? En el trayecto habÃa olvidado al hombre que vivÃa en la cima, pero... ¿realmente existÃa? mil dudas y temores me invadÃan, me paralizaban, pero habÃa subido mucho para desistir y muy poco para mis ideales, por eso me volvà sordo a mis preocupaciones, al hacerlo me quede dormido. Después de dormir un par de horas el frÃo me despertó, consulté al reloj y creà más adecuado continuar con el ascenso, a pesar de que aun era oscuro, prepare mi equipo, me puse mis crampones, tome mi piolet y los lentes para protegerme del reflejo de la nieve y reanude la marcha; a pesar de la oscuridad, la nieve brillaba e iluminaba el camino. Después de caminar un buen rato me empecé a impacientar, pues cuando creÃa que esta más cerca de la cima esta se alejaba, parecÃa que se burlaba de mi. por si no fuera suficiente mi mochila y equipo parecÃan como si a cada paso aumentará su peso, haciendo más lento y difÃcil el ascenso; como si de pronto cargará con mis dudas, temores, odio e ignorancia. Tal era el esfuerzo que empecé a sudar, cada gota de sudor que se mezclaba con la nieve aligeraba mi conciencia y mi carga. AsÃ, poco a poco me aleje de la vida común, de gente común, con sueños y metas más comunes, eso también era un alivio; entonces solo mire el camino y lo seguÃ. Al principio querÃa llegar justo al amanecer para saludar al Padre Sol, pero en ese momento solo me interesaba llegar, ya no me interesaba llegar a una hora especifica, ni si alguien vivÃa en la cima, ni si estaba cansado o si faltaba mucho, sólo me convertà en uno con la nieve y la roca, ya no era un extraño o profano en aquel sitio, sino parte del propio volcán. Por eso no me di cuenta cuando llegue a la cima, sólo me deje caer de rodillas y mire a Oriente, donde un pequeño rayo de luz trataba de abrirse paso entre la oscuridad, presencie la eterna y diaria lucha de la luz y las tinieblas, la luz se fue imponiendo, como supuse lo harÃan las tinieblas al anochecer, pero era de dÃa y la luz se hizo. Me levante, alce los brazos como si quisiera tocar con mis dedos al cielo, cuando aclaro y huyeron las sombras pude ver el horizonte, me quede mudo ante tal espectáculo; las nubes flotaban a mi lado, entonces la pequeñez que sentà antes de subir se invirtió, de pronto me sentà como un ser mitológico, mágico, semidivino. Al fin me sentÃa libre de peso o remordimiento. Solo algo opaco mi alegrÃa, pues al mirar la ciudad de donde habÃa partido, me di cuenta que era el único sitio donde la oscuridad no se habÃa disipado, un humo negro lo envolvÃa todo, ¿qué diferente se ven las cosas a medida que va uno ascendiendo? ¿Hasta que punto esa oscuridad que el hombre emite no ha penetrado en su corazón y mente? nublando sus sentimientos y pensamientos, acortando su visión del mundo y sus vidas; desvÃe mi vista para no seguir viendo eso. Me habÃa costado mucho para llegar ahà y no valÃa la pena, al voltear vi a la Mujer dormida, hermosa con su manto blanco, comprendà al amante suplicante que se habÃa postrado a sus pies desde épocas inmemoriales y yo también me convertà en su devoto amante. Gire 360 grados y solo encontré el cráter y fumarolas, entonces recordé uno de los motivos que me habÃa llevado a ese sitio, pero no encontré nada, sin embargo, no me sentà mal, al contrario, entonces mire nuevamente al horizonte, lo que habÃa encontrado era mucho más de lo que habÃa esperado; mire nuevamente a la mancha insensible y oscura de donde habÃa partido; y me comprendà que era tiempo de volver, no podÃa quedarme, habrÃa sido en vano todo el esfuerzo, en algún lugar de esa oscuridad debÃa existir alguien que comulgará con mis inquietudes, que me comprenderÃa y entendà que nada es realidad o fantasÃa, sino hasta donde uno quiere, vi las cosas desde otro ángulo y tenÃa que descender, pues mientras exista alguien que mire las cosas desde otro ángulo el mundo no se estancará y habrá esperanza para disipar la oscuridad. Baje al mundo común, pero yo ya no era común, subà a un volcán buscando a alguien, tal vez ese alguien nunca existió, solo hasta que llegué a la cima, yo subà buscando a un Hombre y me encontré conmigo mismo y recobre la vista. Rene Febronio Maestro Centauro Alkimista Rene Febronio Maestro |
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1 post 7/22/2008 8:55 pm |
BUENO, BUENO MUY BUENO, LA SINTESIS DE LA VIDA Y PARTE DEL SER QUE ES TODO.
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