Close Please enter your Username and Password
Reset Password
If you've forgotten your password, you can enter your email address below. An email will then be sent with a link to set up a new password.
Cancel
Reset Link Sent
Password reset link sent to
Check your email and enter the confirmation code:
Don't see the email?
  • Resend Confirmation Link
  • Start Over
Close
If you have any questions, please contact Customer Service


avalseal 67M
453 posts
9/25/2010 8:54 pm

Last Read:
5/13/2019 5:59 pm

SIN FINAL - Prologo... CAPITULO 1 (ELLA)... y capitulo 2 (él) .


CAPITULO 1 (ELLA)

Increíble. Ella está ahí, sola, esperándome. Contra todos mis cálculos.
Anonadado, me acerco dubitativo, entre las brumas de aquel bar que ha conocido mejores épocas, poniendo en juicio lo que mis ojos apenas si distinguen y reconocen.
Es ella. No caben dudas.
Dios, que avejentada esta!!. Era tan bella que hasta me dolía mirarla. El tiempo ha sido cruel y, adivino por la profunda tristeza de su mirada, el sufrimiento ha pegado duro.
Trastabillo. Mis pies se ponen pesados y torpes. No puedo detener los recuerdos que cual flashes, golpean en mi mente. Recuerdos que estaban dormidos y no deseaban ser molestados.
Sonríe.
Levanta una mano saludando con gesto ansioso.
Quiero responder, pero ahora mis brazos los que se paralizan ante las órdenes de mi cerebro.
Al instante caigo en gracia y después de tanto tiempo, que los recuerdos que creí muertos solo estaban dormidos. Lo demuestran la timidez y extrema torpeza que me asaltan sin que pueda hacer nada para contrarrestarlas.
Vuelvo a mirarla y recuerdo. Siento nuevamente cuanto llegue a quererla. Cuanto llegue a amar a esa mujer. Tanto que años costo recuperarme física y emocionalmente. Por nadie pude volver a sentir con tanta intensidad. A nadie nunca jamás con tanta entrega y pasión.
Todas las dudas. Todos los miedos vuelven a mí, iracundos e inmisericordes, sin que pueda dominarlos. Siento incontenibles deseos de escapar y apenas si puedo dominarme. Debe de ser instinto de conservación. Esta mujer y solo ella, ha sido capaz de lastimarme con una increíble facilidad. Cosa, nada sencilla en mí, por cierto, considerando que por condiciones de vida y crianza, he sido siempre un hábil manipulador de situaciones y sentimientos, a fin de no terminar nunca comprometido, lastimado o responsable. Tampoco he herido a propósito, ni en forma indiscriminada. No me disfruto de ello. No me hace sentirme mejor hombre o persona.
Me lastimo, y mucho. Sabía cómo poder hacerlo y abuso de mi.
Cuando la conocí estaba en un mal momento. Muy herida y llena de escudos, miedos y complejos. Sus continuos estallidos emocionales por inofensivos juegos de pareja, provocaban en mí la duda de que pudiese alguna vez superarlos y entregarse totalmente a mí, con el corazón abierto.
Pensé en escapar, muchas veces. La batalla era muy dura. Dar y dar, todo el tiempo y sin respuesta. Pero miraba sus ojos y todo el cansancio y el miedo desaparecían. La amaba tanto. Solo quería verla feliz, aun a costa de mi desgaste y sentimientos. Preocupado todo el tiempo y esforzándome por estar siempre pendiente. Ser el mejor de los hombres, ser perfecto, hizo que descuidara todo lo que yo era y me motivaba. Mi trabajo, ideales, cuerpo. Mi espíritu alegre y aventurero, todo y absolutamente todo le entregue. Por curarla. Por que pudiese amarme sin miedos, ni defensas. Por ver sus ojos, siempre y solo con lagrimas de emoción y de ternura.
Y ya nada mas tuvo para mi importancia. Solo ella. Eso en definitiva fue lo que hizo que ante mi desesperación y su falta de respuesta, terminara yo enfermando. De vacío, de soledad aun en su compañía. La falta de amor en la misma intensidad y desprendimiento me transformo en un ser oscuro y seco. Pude para ella, pero no para mí.
Ahora está ahí. Sentada con una sonrisa sin gracia, ni emoción.
Saluda y me acerco. Finalmente puedo balbucear palabras.
-Hola....
-Hola....., ¿¿¿como estas???...responde.
-¡¡¡Bien!!!.....estiro la respuesta en un rictus amable, tratando de resultar agradable y poder aflojar tensiones.
Después de todo, al terminar la relación y aun muriendo por dentro, fui yo el que no quiso volver a verla o hablar siquiera. Me dañaban sus actitudes, su desprecio. Me dañaban las acciones más bajas y deleznables que una persona pudiese cometer contra sí mismo. En su propio perjuicio. Y luego entendí. Lo peor que podría hacer para dañarme era ir contra sí misma. Vaya si lo hizo. Se le nota a flor de piel. Y no quería verla porque la seguía amando y estaba demasiado débil aun como para defenderme. Para no seguir cometiendo mas y mas equivocaciones, al rogar que me diese la misma atención, la misma intensidad de lucha para que estuviésemos juntos. El mismo desprendimiento en cuerpo y alma. Algo que no puede pedirse jamás, si el otro no siente la necesidad de darlo. Reclamarlo es un error miserable. Muchas veces cometí ese desgraciado error mientras duro nuestra relación y ya no quise seguir haciéndolo más. Por lo tanto, me aislé todo lo que pude, de ella y entorno, algo por cierto muy difícil en este pequeño circulo en que nos movemos. Me negué a todo y a todos. A verla, hablar o saber. Aunque al principio de la separación, reconozco, no fue así. Perseguí y presione en demasía.
Costo mucho esfuerzo, muchas días, meses y hasta años de reflexión. De culpar y disculpar. De entender y por fin poder disculpar. De feroces autocríticas. Comprenderme, y finalmente poder disculparme a mí mismo. De recuperar mi propio respeto y autoestima, los que siempre fueron mi orgullo y refugio.
-¡¡¡Se te ve muy bien!!!....contesta con una mirada mezcla de voluptuosa y provocativa, debajo de capas de maquillaje que no lograban disimular un mejor pasado, y que por cierto, me pareció de muy mal gusto en ese momento. Aunque, si lo pienso bien, mirada...., maquillaje...., ella siempre se escondió detrás de esa imagen de mujer segura, superada y mundana. La de, “está todo bien y la paso fantástico”, como forma de disimular sus carencias afectivas e inseguridades. Esas que solo yo logre descubrir. Esas de las que me enamore como un loco si red de contención. ¡¡¡Y así me fue!!! Por jugarme el todo por el todo, a capa y espada. A puro Estilo quijotesco. De ese que ya no existe y del que cualquiera hoy tomaría como un síntoma de debilidad. Trate de sacar a la persona maravillosa que yo sé mora en su interior. Pero fui vencido. Vencido por los molinos-realidad de su imagen en la gente. Lo que ella vendía para protegerse de sus complejos, de su falta de amor. Pero, ahora al fin entiendo que la falta de su amor que tanto me torturo, no era más que un síntoma de sus propias limitaciones. Quien no se quiere, ni respeta a sí mismo, se confunde todo el tiempo y no puede por obviedad, querer a nadie. Todo lo que ve en el otro es solo una imagen, solo una necesidad para sí mismo, y para vestirlo, decorarlo y hasta esconderse detrás de él de ser necesario. Sencillamente, las cosas nunca perfectas y tarde o temprano comienzan las inseguridades a hacer mella en la psique. Inseguridad en uno, es inseguridad en el otro, por carácter transitivo. Dudas en uno, dudas en el otro, y comienza el círculo vicioso. Me hice mucho daño creyendo que no me amaba. Que me engañaría rápidamente con cualquier monigote sin meritos, pero con reconocimiento social. Ese que ella tanto necesitaba para no sentirse menos, para ser “alguien”. Porque al haber entregado todo por ella, justamente, eso perdí. Ese mismo reconocimiento que hacía que se sintiese protegida y disimulaba sus complejos a mi lado. Junto con su respeto y confianza en mí, en mis capacidades y fuerza de voluntad, la más poderosa de mis virtudes. La que irónicamente, ella confundía con pasividad. Y cargo sobre mí todas las culpas. Sus culpas. La falta de confianza, de apoyo, de reconocimiento, de humildad y de verdadero orgullo. Ese orgullo que se siente cuando nos valemos, en plural, por nosotros mismos, sin deberle nada a nadie. El que sentimos con cada uno de nuestros logros y por pequeño que este parezca. Su poca voluntad para solucionar los problemas, escapando, dudando. Contestando con agresión en vez de tratar de entender y acercar posiciones. La falta de respeto, de compromiso, de total entrega que origina la reciprocidad. De lealtad moral, esa que toda persona que se juega, merece y necesita.
¿¿¿Y mis culpas???, creo que las más importantes y de más peso en esta historia. Cometí el peor de los pecados que se puede cometer en un intento de pareja..., quise ser Dios. Me llene de vanidad pensando que todopoderoso salvaría a la doncella en apuros. Destruiría todo y a todos los que osaran interponerse en nuestra felicidad. El entregar todo sin pedir a cambio mal acostumbra y condiciona al otro. Lo llena de presiones y cualquier pedido de reciprocidad se transforma en un reproche, “ya no eres como antes, te victimizas y ya no eres mi Don Juan”. Ahora eres el peor de todos y yo lo permití. Di el consentimiento a todos sus menosprecios. Disculpe todas sus malas acciones para conmigo, aun siendo hasta sádicas. Consideraba que estaba demasiado herida, tanto la habían maltratado que yo no quise ser uno más. No quería obligarla a que reflexionara y volviera vencida, para no sumar más a su baja autoestima. Volvía yo, y pidiendo perdón, siempre. Esa es mi culpa. Causante y único responsable de su pérdida de respeto a mí como hombre. Una y otra vez, volvían y volvía. La más grande de las culpas que un verdadero hombre puede tener es el síntoma de debilidad más extremo, y por lo tanto, todas sus culpas quedan minimizadas ante tamaña falta de carácter y auto valoración.
-¡¡¡Te escucho!!! ¿¿¿Para que me llamaste???... pregunté, tratando de darme seguridad y de manejar la situación.
-¡¡Quería verte!! ¡Como alguna vez te dije, aunque pasaran veinte años, te buscaría y envejeceríamos juntos! ¡A eso vine! A decirte que sigo amándote como antes, como nunca pude dejar de hacerlo, tratando de no verte siempre en otras personas, en otros gestos Tratando todo el tiempo de olvidarte de equivocación tras equivocación y jamás he podido hacerlo... hice un esfuerzo por parecer sorprendido, pero no lo estaba. Me lo temía y eso me hizo sentir aun peor. Hace tantos años que lo esperaba. Sabía que indefectiblemente algún día iba a suceder. Hasta eso hice mal. Hasta en eso fracasé. No solamente no pude ayudarla, sino que termine por destruirla definitivamente, habiendo creado un ideal sin sustento que jamás pudo encontrar en nadie. Termino en la creencia final de soledad e individualismo frívolo y materialista, del que tanto trate de sacarla. ¡¡Que necio, idiota y engreído!! Termine destruyendo nuestras vidas por disfrazarme de don perfecto, salvador de almas, creando una imagen que no tenía con que sustentar. Un personaje de seguridad y fortaleza infinita, que nunca tuve, que al no permitir que pudiese verme al desnudo, sin corazas, ni escudos, le hubiese permitido amarme como soy en realidad. Solo uno más. Un ser lleno de imperfecciones, pero sincero y honesto a la hora de amarla. Que pudiese apuntalarme en mis momentos de dudas y debilidades, y no por hacerme el fuerte, cargar todo sobre mis espaldas. Esas que por hacerle creer que eran tan fuertes le enseño a no tener que compartir la carga, a no sentir la necesidad de hacerlo ni entender. Magnificente en la creencia que podría salvar almas, si apenas pude, ni puedo con la mía. Si cada día desde que se alejo, ha sido la lucha eterna y constante por olvidarla, por esconder, por bloquear cualquier recuerdo. Trate de hacer de ella un monstruo sin alma, ni corazón. Fría, despiadada y sin escrúpulos. La acuse de haberme usado hasta vaciarme, de ejercer tortura sicológica, dando y quitando según su conveniencia. De engañarme en cuerpo y alma. De ser cobarde y cruel. De no querer dar la cara, ni explicar. De esconderse detrás de “necesidades” como tanto de imagen como materiales, reconocimientos sociales y laborales, fiestas y diversión; que quería hoy y ya, pero que nada hacía por lograrlo y no logro entender que eso es justamente el amor. El pelear juntos y cada día codo a codo por lograrlo, a iguales meritos. De ocultarse detrás de las necesidades de los que de nosotros dependían cuando en realidad las nuestras propias. Nuestras propias frustraciones, egoísmos y envidias.
He levantado un muro muy alto durante estos tantos años, como forma de defenderme de sus ataques y de su desprecio final. Me he convertido en el mismo ser frió y calculador del que la acuse ser, del que quise cambiar en ella. Para olvidarla, también un cobarde que solo piensa en defenderse y escapar.
-Me parece que ya es un poco tarde. ¡¡Ya no siento lo mismo!!... mentí.
-Ella sabes, el tiempo todo lo cura, tengo todo lo que necesito y soy muy feliz... volví a mentir y como el cobarde que soy, enarbole todos los escudos posibles para no volver a sentirme lastimado. Para que no se diese cuenta que jamás pude olvidarla, ni ser feliz a pesar de todos los esfuerzos posibles.
-¡¡¡Entiendo!!!... dijo resignada, como siempre dándose por vencida sin luchar.
Y esta vez entendí que hice bien en cuidarme, e irónicamente, la cobardía esta vez me ayudo. Ahora sí, y después de todos estos años, no hubiese podido soportar de nuevo su falta de agallas.
No protesto siquiera. No pidió, ni el más mínimo gesto de fastidio o desilusión. De nuevo y como siempre, fui su último recurso. El escombro salvador flotando en el mar más vasto de soledades y desesperanzas. La posibilidad de terminar con una vida un poco menos vacía y en el camino alguna caricia. Pero nunca su hombre. Su hombre. Ese que se merece el entregar todo y pelear por poder finalmente recuperar su amor. A costa de lo que sea. Vencer miedos, falsos orgullos, necedades y tiempos. Por ese que entrego su piel y alma, y solo nos pidió a cambio... amor sincero y desprendido. Solo un lance. Solo un medio. Solo nada.
-¿¿¿Si lo que quieres es vengarte???... increpo
-No te daré ese lujo
-Te creí diferente, pero después de todo veo que eres igual a todos los que pasaron por mi vida sin dejar marca alguna... Serás entonces uno más y listo, se archiva... y volvió entonces a hacer la misma maniobra de siempre, camuflándose detrás de las usadas mascaras. Esconder los verdaderos sentimientos y mentirse, antes a sí misma, que a mí. Convencerse que no tiene marcas, esas que se descubren a simple vista sin llegar a tener que ser un osado observador. En sus ojos increíbles, pero de un brillo apagado. En las grietas que surcan su rostro como cicatrices y no como líneas de vida que abrazan felices los semblantes de los bien vividos. En lo superado de sus gestos, esos que ya no pueden disimular mas, después de tanto tiempo, la naturaleza doliente e insegura que los genera.
-¿En serio pudiste ser feliz sin mi?... pregunto desde la burla.
-Costó al principio, pero, finalmente recupere motivaciones, sueños y volví a ser yo... y como siempre ante ella, mentí. No pude decirle que jamás volví a sentir nudos en el estomago, temblar frente a nadie. Sensación de vacío y deprimente soledad ante sus ausencias. Tan pleno y extasiado, después de nuestras rutinas de amor a pura entrega. Juro, el más pleno y pasional. Esas que jamás pude volver a repetir con nadie. Solo sexo, pero nunca volví a hacer el amor. Que jamás concebí la idea de envejecer al lado de otra persona que no fuese ella. Que lo intente, docenas de veces, pero fue imposible. Trate de ser buen amante, buen compañero, buen padre. Buen amigo, buena persona y hombre. Pero nunca pude sentirme de nuevo, pleno y feliz. Y, definitivamente soy tan cobarde y temeroso, acomplejado e inseguro como ella. Incapaz de decir lo que realmente siento. Porque de ella aprendí y se me hizo carne, a defenderme del que amo, como forma de no ser herido. Pude comprobar que la cobardía es la más ruin y contagiosa de las enfermedades, y la soledad su síntoma. El dolor, la única enfermera que nos acompañara por el resto de nuestros días. Tanto buscamos. Tanto nos equivocamos buscando. Tanto tiempo y penas en vano. No estaba en otros, sino en nosotros motivar el cambio que permitiera vernos sin velos, sin dobles caras. Encontrarnos para siempre y jamás volver a perdernos. Enfrentar las realidades. Esas que nos marcaban que con toda nuestra carga de debilidades y miserias, éramos el mismo amor hecho humanidad. En estado virgen y puro. Solo humanidad. Pero preferimos ser semidioses, perfectos e idílicos. Exacerbando los sentidos tratando de darnos en pequeños momentos intensidades que costarían una vida entera lograr. Cuidados excesivos, pedidos de atención casi enfermizos, sobreprotección. Un estado de desquicio. Sublimación del cuidado que termina por vaciarte y a la vez, quitando las ganas de responder a las exigencias desmedidas del otro. Tarde o temprano, provocando la desilusión y el desencanto. La sensación d que ya nunca volverá a ser como antes y por cobardía la negación a luchar por recuperar lo supuestamente perdido. Preferimos darlo por perdido a cargar con nuestras culpas y por humanos, humildemente cambiar, ceder, perdonar y pelear por ser felices. Por nuestra felicidad. Necios.
-Bueno, me gusto verte pero ya no volveré a hacerlo. ¡¡¡Olvídate!!!. Cumplí mi promesa de buscarte porque esperaba envejecer a tu lado como nos habíamos jurado. Pero ella seguía igual, ni años, ni experiencia sirvieron para que dejases de imponerte y manipular a tu antojo. ¡¡Sigues sin poner nada de tu parte, sin reconocer tus errores!! Viniste solo por venganza, por verme destruida pidiéndote que por favor vuelvas, pero, te equivocaste una vez más conmigo... No fuiste, ni serás tan importante en mi vida... Solo contribuiste en arruinarla, porque después de ella, aun mas, y definitivamente, me encerré y no me permití volver a comprometerme, ni sentir... reclamó, con un odio desencajado en sus ojos.
Nunca me entendió, ni pudo entender la situación. Nunca pudo superarla. Obviamente, tampoco yo. Pero traté, juro que traté. Pude entender, y aceptar, pero no superarlo.
-¡¡Adiós!!... saludo y se marcho.
-¡¡Adiós!!!... y rogué más que nunca que hubiese otra vida, una esperanza y nueva oportunidad para cambiar lo mal hecho. Porque la amo, y la amare. Por siempre. En esta dimensión o en otra. Por lo infinito de los tiempos. Porque podré vencer todo para estar definitivamente a su lado. Todo, aun lo más poderoso que hace separar a las personas, el maldito orgullo malentendido.
Porque encontrare a mil personas diferentes, pero nunca nadie igual a ella.
Me marché, pensando más que nunca que somos tan dueños de nuestro destino, como sus mas infelices esclavos cuando no tenemos la valentía de reclamar lo que es nuestro y vivir la vida haciéndonos cargo de todo, aun lo malo, aun lo diferente. Porque forma parte de la verdadera felicidad. Es estúpido y sin sentido ser mártires del egoísmo y la soledad.
Ella ya está muy lejos, tiembla mi garganta y... ya no siento las fuerzas para llamarla.

Besos... de agua como quimeras


avalseal 67M
385 posts
10/5/2010 8:02 pm

    Quoting  :

Primavera:

Aunque rauda hayas pasadk por esta tu casa, agradezco tu visita, espero que esta historia logre atraparte, tanto o mas como las vivencias mas emotivas de cualquier historia donde se muevan las emociones, atinos y desatinos de ELLOS, o de ÉL o de ELLA.

Besos... de agua como quimeras


avalseal 67M
385 posts
10/5/2010 7:58 pm

    Quoting OCTOPRINCE:
    Sólo el hablar y hablar nos permite reflexionar sobre las experiencias vividas. Si frente a lo que creemos nuestro ocurren circunstancias que modifican nuestra forma de ver la vida, lo mejor es adaprtarnos a ello, de lo contrario viviremos en la nostalgia por el pasado. Todos cambiamos con el tiempo y el amor entre una pareja debe adaptarse al mismo ritmo, de lo contrario, difícilmente se seguirá unido. Si queremos volver a encontrar lo perdido no avanzaremos en nuestra madurez emocional, la mente debe ayudarnos no a bloquear nuestros sentimientos, sino a detenernos cuando nos hacen demasiado daño.Como tu texto lo indica, es un capítulo de la vida que hay que cerrar tal vez no de la forma como nos gustaría, pero eso nos ayuda a comenzar a escribir uno nuevo que sí nos lleve de la mano a nuestra realización personal. Tenemos el reto de no dejarnos vencer con el paso de los años. Si el tipo de vida que seguimos es precionante necesitamos crear nuestras propias islas de satisfacción y expresión.
    Me gusta la línea narrativa que vas siguiendo en tu escrito, logras expresar los momentos emocionales que quieres resaltar en tu historia. Podemos ver lo que ocurre en la mente del protagónico y, desde su perspectiva, el comportamiento de su compañera. Lo que si no muestra la historia es un momento de reflexión acerca de los porqués de las reacciones emocionales que se dan entre ellos y que se traducen en acciones poco controlables e incluso hirientes. Para mi, el ciclo se cierra en la falta de una verdadera comunicación que no implica sólo el conversar y el juzgar al otro, sino el comprenderse y empatisar. Pero el tiempo pasa y a veces es mejor no voltear atrás.
    En verdad tu escrito inspira a la reflexión sobre lo que son las relaciones humanas. Un saludo de Octoprince
OctoPrinces:

Mil gracias por tu visita y tu comentario tan acertado y perfectamente entresacado de la historia en sí, aunque he de comentarte que no hubiera sido posible (por lo menos la parte que ha ELLA compete) si no hubiera recibido la ayuda de Maru.

Besos... de agua como quimeras


OCTOPRINCE 61F

10/3/2010 7:09 am

Sólo el hablar y hablar nos permite reflexionar sobre las experiencias vividas. Si frente a lo que creemos nuestro ocurren circunstancias que modifican nuestra forma de ver la vida, lo mejor es adaprtarnos a ello, de lo contrario viviremos en la nostalgia por el pasado. Todos cambiamos con el tiempo y el amor entre una pareja debe adaptarse al mismo ritmo, de lo contrario, difícilmente se seguirá unido. Si queremos volver a encontrar lo perdido no avanzaremos en nuestra madurez emocional, la mente debe ayudarnos no a bloquear nuestros sentimientos, sino a detenernos cuando nos hacen demasiado daño.Como tu texto lo indica, es un capítulo de la vida que hay que cerrar tal vez no de la forma como nos gustaría, pero eso nos ayuda a comenzar a escribir uno nuevo que sí nos lleve de la mano a nuestra realización personal. Tenemos el reto de no dejarnos vencer con el paso de los años. Si el tipo de vida que seguimos es precionante necesitamos crear nuestras propias islas de satisfacción y expresión.
Me gusta la línea narrativa que vas siguiendo en tu escrito, logras expresar los momentos emocionales que quieres resaltar en tu historia. Podemos ver lo que ocurre en la mente del protagónico y, desde su perspectiva, el comportamiento de su compañera. Lo que si no muestra la historia es un momento de reflexión acerca de los porqués de las reacciones emocionales que se dan entre ellos y que se traducen en acciones poco controlables e incluso hirientes. Para mi, el ciclo se cierra en la falta de una verdadera comunicación que no implica sólo el conversar y el juzgar al otro, sino el comprenderse y empatisar. Pero el tiempo pasa y a veces es mejor no voltear atrás.
En verdad tu escrito inspira a la reflexión sobre lo que son las relaciones humanas. Un saludo de Octoprince